Vivir en una granja moderna
Dicen que el lujo no entiende de edad ni estilos. Sino más bien con una forma de
vida. Partiendo de la base de una edificación que en tiempos pasados fue una granja. Esta casa en Hudson a las afueras de Nueva York, se
concibe como un espacio pensado para vivir intensamente la vida tranquila.
Una de las primeras cosas que llama mi atención son los grandes techos de madera, originales
de la casa. Es un espacio con tanta altura, es más complicado dar la calidez
que necesita un hogar, sin embargo, en este hogar en el campo, no ha supuesto
un problema.
En el salón,
por ejemplo, los enormes ventanales con vistas al campo, hacen que las fronteras se borren, y no sabes
si uno si sigue dentro de la casa o ha salido. El precioso suelo de madera natural desgastada o las vigas del mismo material que se dejan a la vista, elementos sin los
cuales quedaría muy desprovista la casa.
Por supuesto la luz cobra un papel primordial. Más aun sabiendo del problema de la
perspectiva. De ahí que se repartan por la casa focos que iluminen hasta el
último rincón de sus techos
inclinados. Y lámparas de diseño que refuercen la necesidad de luz
puntual.
Era fundamental dejar de lado la historia de la edificación. Se
pueden ver también originales lámparas. Como la que cuelga sobre la mesa del
comedor principal, hecha de cuerda y esferas de cristal. Mesa que, por cierto,
liga a la perfección con unas sillas
actuales, a pesar de la diferencia significativa en su edad.
Con un estilo algo industrial, pero
también con elementos más tradicionales propios del shabby chic,
definieron una cocina en la que los azulejos nos hablan de otro tiempo. Igual
que la campana decorativa que permanece sobre la zona de fuegos.
Mucho papel pintado de inspiración campestre o florar. Muebles
recuperados, obras de arte, y respeto por los materiales puros. Un
trabajo excelente del equipo de Bunsa
Desing Studio.
Y como no podía ser de otra forma, un baño a la altura de su
época.
Creo que muchos nos retiraríamos sin pensarlo a un lugar como
éste, el resto de nuestros días. ¿Qué opinas tú?
Comentarios
Publicar un comentario